En realidad, todos lo hacemos, cuando nos ponemos a dieta nos fijamos un objetivo, bajar 5, 10 o los kilos necesarios, ponernos en nuestro peso ideal y, acto seguido, volver a nuestros hábitos anteriores, los que hemos identificado con la libertad, con los buenos viejos tiempos.

Por supuesto, sólo puede haber un resultado, si vuelves a hacer lo mismo que te llevó a engordar, volverás a engordar.

Ya sabes, como dijo Einstein “Sólo un loco piensa que haciendo lo mismo una y otra vez puede obtener resultados distintos”.

Posiblemente ahora te estés preguntando si, en ese caso hacer una dieta tiene mucho sentido, si vas a tener que hacerla durante toda la vida, o repetirla una y otra vez en periodos alternos, subiendo y bajando de peso como un yo-yo.

Y la respuesta es no, si lo que haces es una dieta clásica, contando calorías, eliminando comidas, o algo similar, en ese caso no te servirá de nada.

Lo que necesitas es un nuevo estilo de vida, una nueva forma de alimentación, descubrir que alimentos te convienen, cuales no te vienen bien, y cuales son el equivalente dietético a un martillazo en la cabeza.

Aprender lo que tu cuerpo necesita, lo que puede manejar y aquello que le perjudica de manera que, no sólo adelgaces, sino que nunca vuelvas a engordar.

Vamos, aprender a evitar los alimentos que te perjudican, de la misma manera que evitas las infusiones de cicuta, y por las mismas razones, porque no te vienen bien, nada bien.

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